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Bailarina de tango. Vestuarista. Dibujante.Intereses: Arte, Historia, Viajes, Culturas-musicas-danzas del mundo. Mis prioridades: familia y amigos y mi carrera. Tango dancer. Fashion designer. Illustrator. Interests: Art, History, Travel, Cultures-dances-music of the world. My priorities in life: family and friends, my career. Website: http://www.marcelatroncoso.com

miércoles, 23 de mayo de 2007

Tango tradicional, tango nuevo



Siempre cuando empiezo un curso de principiantes intento aclarar que el tango es uno sólo. Es como una vida en cambio permanente.

No se le puede pedir a alguien que esta dando sus primeros pasos de tango en cualquier lugar ajeno a Argentina que entienda el espiritu que animaba a los milongueros de Villa Urquiza, sin que hayan visto bailar a Lampazo, o a Margarita en el Sunderland. Y mucho menos que se imagine la marca sutil con los dedos que muchos de ellos tenían como un sello de fábrica, en épocas donde incluso ya se superó la marca con el torso.

Yo veo el tango como una vida en evolución.

Una vida que pasa por distintos momentos. Tango-milonga, orillero, canyengue? Por qué no considerarlos como un paso imprescindible para lo que vendría luego. Desde mi óptica el ocho sin pivot o con pivot no serían más que distintas formas de interpretar un mismo movimiento.

Gloria y Eduardo me enseñaron a respetar y entender los viejos estilos. Y con esas herramientas en la mano es fácil darse cuenta de que la velocidad en las piernas que tienen los voleos de hoy en día es la misma velocidad y muchas veces el mismo dibujo sobre el piso que se bailaba cien años atrás. Piernazos? Nada nuevo. Seguramente ya todos hemos visto el video donde el Cachafaz los pone en práctica.

Milonguero, confitería o salón? Y ya no importa discutir cual de estos nombres se acuñó antes. Todos son auténticos y reflejan una forma de entender el tango distinta, que surge no sólo como una concepción filosófica, sino como una forma de relacionarse dentro de la pareja dependiendo del entorno (el espacio físico, el ambiente sicológico, la música, etc..) Las confiterías del "centro" no tenían nada en común con los clubes de barrio, y allí tendríamos que intentar buscar el por qué de los estilos. Pero si vamos a la realidad concreta, los movimientos, las figuras, el abrazo...realmente son tan distintos?

Cuando la generación de artistas del tango que cautivó al mundo viajando con "Tango Argentino" , Copes y Nieves, Nelida y Nelson, y todos los demás, introdujeron elementos y posiciones de la danza clásica en el tango, los más ortodoxos deben haber puesto el grito en el cielo. Cuando el tango dejó por instantes el piso para alcanzar la acrobacia los mismos ortodoxos habrán puesto aullidos entonces. Pero, es disvirtuar un objetivo artístico buscar inspiración en otras danzas? Es un pecado mostrar habilidad técnica sobre el escenario, o dejar entrever en un salto o un truco las horas de ensayo y transpiración que hay atrás?

Y después llegó la influencia del contemporáneo. Y escuchabamos decir a muchos autotitulados milongueros "Y con tanto bailarín suelto que sale del Colón o del San Martín o del Teatro Argentino de La Plata, y no tienen trabajo, que se puede hacer..."

Bendita sea la evolución, que es lo que permite que la vida renazca cada vez con más fuerza.

Hay tantos escenarios y tantos públicos y tantos alumnos como estilos en el baile o en la música, o en la lírica, puedan imponerse. Ningun estilo debería intentar anular a otro, sino nutrirse unos de los otros. Como lo hemos hecho desde un principio inconcientemente. No hay lugar entonces para ninguna discusión.

Lo importante es respetarse a si mismo, no intentar por snobismo incorporar algo que uno no siente en ese momento, no importa lo antiguo o moderno que sea temporalmente ( Y dije que no siente en ese momento, porque la percepción y el interés en algo cambian, y lo que hoy nos parece absolutamente ajeno mañana puede resultarnos cercano y en un mes resultarnos familiar y en medio año imprescindible)
Y respetar los espacios donde uno va a desarrollar ese baile. Un estilo de abrazo cerrado y juegos de pies milimetricos no se adapta para los grandes escenarios porque la distancia al público, las dimensiones de la escena y las luces lo hacen desaparecer. Un estilo de abrazo muy abierto o con cambios de abrazos, y donde las piernas de ambos se desprenden del piso libremente en todas direcciones no se adapta fácilmente a las pistas, a menos que uno haya circulado todos los vericuetos de los estilos cerrados antes y tenga recursos suficientes para moverse con fluidez independientemente de cuantas parejas tenga alrededor.

Esto no quiere decir que hay estilos que sólo se pueden bailar en salón o otros que sólo sirven para exhibiciones o escenario. Esto quiere decir que hay que tener "horas de vuelo" para adaptar cualquier baile a cualquier pista. Y que la única regla inamovible es el respeto, por uno mismo, por el compañero o compañera y por las otras parejas.

Vuelvo entonces a la pregunta inicial: tango tradicional o tango nuevo? Ambos, y los que vengan después del nuevo también. Pero así como para aprender a correr, a esquiar o a patinar hay que aprender a caminar primero; de la misma manera para adoptar ejes inclinados de los que nos exigen las volcadas o las colgadas tenemos que tener perfecto control del eje vertical. Y de la misma manera para cambiar el abrazo o hacer soltadas necesitamos tener un control absoluto y total del abrazo original.

Hay una progresión en el conocimiento que es ineludible, primero vienen las letras , luego las palabras, luego las oraciones, y luego La Divina Comedia. Intentar enseñarle a un analfabeto frases enteras de memoria es un total sinsentido. Entonces sugiero que no perdamos de vista las fuentes. De la planta del pie apoyada en el piso sin movimiento ninguno es de donde surge todo lo demás.

Y sigamos bailando, el estilo que sea como queramos llamarlo....

Jugar de local o de visitante?



Desde Enero del 2003 vivo en Europa. Experiencia totalmente diferente para alguien acostumbrado a los códigos y olores de Buenos Aires.

Llegué como tantos otros bailarines, de gira, buscando nuevos horizontes. No era la primera vez que estaba en Europa. Y conocía las posibilidades que ofrecía, pero también los desalientos que genera, sobre todo cuando uno empieza a jugar de local. Ya había vivido en Madrid en el 96 dando clases de tango. Y había comprendido que no importa cuanto hayas hecho antes: si te radicás en un nuevo lugar hay que empezar de nuevo. Lo anterior sirve como experiencia. Pero no garantiza nada.

Y aunque no tenia previsto quedarme me quedé. No tenia al principio muy claro dónde encontraría mi rumbo, ni cual sería mi estrategia. Deambulé un tiempo, intentando intuir cuál era mi lugar, Francia, España la tierra de mi madre. Hasta que llegué a Suecia.

Hasta entonces Suecia era un lugar remoto que sólo existía para mi en los mapas, uno de los lugares más fríos del planeta.

Para quien ha intentado empezar de nuevo en algún lugar no es nuevo escuchar los problemas de idioma (a pesar de mi inglés bastante bueno) de racismo (a pesar de tener en mi mano un pasaporte europeo desde que tengo 12 años) y de adaptación en general ( inviernos con nieve y pocas horas de luz, horario de cena a las 6 de la tarde, estricto cumplimiento de las normas sin importar lo absurdas que resulten en determinadas situaciones).

Tampoco es nuevo para los artistas que cambian de lugar escuchar de otros problemas como la competencia absurda que se genera obstaculizando cualquier intento, cualquier proyecto. Las cosas más sencillas, que en Buenos Aires se resolvían con un simple intercambio de llamados telefónicos, se vuelven interminables e imposibles de resolver sin contar con ayuda de alguien imbuido en la cultura local.

La imagen que tenía de Suecia, como un país de avanzada se confirmó en gran parte. Pero cuando empecé a escarbar un poco, debajo de esa fachada impecable me encontré con una realidad no muy distinta a la nuestra, a nuestro conocido estilo sudamericano. La cultura en manos de muy pocos, por supuesto suecos, el presupuesto cultural bajísimo ( se invierte más dinero en sueldos, si sueldos, para que las madres tengan hijos, que en cultura) El amiguismo flotando por doquier. Los estipendios y becas culturales sólo destinados a los locales.

Decidí que no había manera de luchar contra eso. Pero no por eso huí. Me quedé, y fui creando muy de a poco y como pude mi pequeño, minúsculo espacio, mi lugar de trabajo, sin pedir ninguna clase de ayuda, sin confiar nada más que en mi esfuerzo y mi talento. He trabajado innumerables horas sólo para conseguir un lugar. Y esto lo cuento para aquellos que dicen: "Ah, estando en Europa todo es más fácil" o "irse de gira es solamente tomar un tren y cruzar de un país al otro en una hora"

Una vez Gavito me dijo en la Milonga del Ángel en Nimes: "Piba, para qué te vas a quedar a vivir acá? Nunca te van a respetar siendo local"

Seguramente esas palabras eran muy atinadas en ese momento y podrían haber cambiado mi vida, y hoy estaría milongueando en Buenos Aires y trabajando con los turistas que llegan allá.

Pero los partidos se ganan de local o de visitante, se ganan por el esfuerzo, por los años que ha invertido uno en ganarlos. Nada es gratis, y menos en una actividad tan competitiva como se ha vuelto hoy el tango. Claro, además está la suerte personal de cada uno, que va marcando otras cosas en la vida, marchas y contramarchas. Y también esta la habilidad para el marketing, la forma de vender ese producto que es uno mismo.

Así que he dejado de pensar si conviene ser local o visitante. Nada esta garantizado de ninguna
manera. Lo único a lo que podemos apostar es a nosotros mismos.

Por ahora, por hoy, en este instante....Eso es lo que cuenta. El pasado paso y el futuro no nos pertenece....lo único real es el presente, este instante. Y hoy estoy acá. Y voy a bailar con todas mis fuerzas, con toda mi pasión, con todos los años de milongas que llevo sobre mis hombros, y con el siglo de tango que me llevó a estar hoy aquí. Bailar el mejor tango de mi vida, a cada instante